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POESIAS - Odiseas Elitis

 

                           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Teoría y crítica


Premio Nobel de Literatura en 1979. Nació en Iraklion (Creta) en 1911. Hijo de un industrial originario de la isla de Lesbos, estudió derecho en Atenas, ciudad en la que su familia se instaló a partir de 1914. Sin embargo, Creta fue siempre el centro de su universo creador.

Tenía 24 años cuando conoció al poeta psicoanalista Embrikos, con quién participó en el movimiento surrealista griego, por más que nunca quiso ser catalogado en esa escuela. Cinco años después , la guerra lo llevó al frente albanés. Esa experiencia dolorosa le inspiró muchos de sus libros, entre ellos, "Dignum est". Vivió más de 20 años en Francia (1948-1970), país que adoptó como su segunda patria. Tradujo al griego a numerosos poetas franceses y en 1978 dio a conocer "María la nube", poemas de madurez y gran belleza. En los recientes años, además de escribir ensayos y poesías, se ha dedicado a la pintura.

 

El monograma

 

Es temprano todavía en este mundo, me oyes

No han sido domesticado los monstruos, me oyes

Mi sangre perdida y el aguzado, me oyes

Puñal

Que corre como carnero por los cielos

Y quiebra las ramas de las estrellas, me oyes

Soy yo, me oyes

Te amo, me oyes

Te tengo y te llevo y te visto

Con el blanco traje nupcial de Ofelia, me oyes

Dónde me dejas, adónde vas y quién, me oyes

 

Te toma de la mano por encima de los diluvios

 

Enormes lianas y lava de volcanes

Llegará el día, me oyes

En que nos entierren y miles de años después, me

oyes

Nos convertirán en rocas brillantes, me oyes

Para que sobre ellas luzca la crueldad, me oyes

Humana

Y en cinco mil añicos nos arrojará, me oyes

A las aguas uno-a-uno, me oyes

Mis amargos guijarros cuento, me oyes

Y es el tiempo una gran iglesia, me oyes

Donde a veces en las imágenes, me oyes

De los santos

Surgen lágrimas verdaderas, me oyes

Y las campanas abren en lo alto, me oyes

Un hondo pasaje que permita mi paso

Aguardan los ángeles con cirios y fúnebres salmos

No voy a ninguna parte, me oyes

O ninguno o los dos juntos, me oyes

Esta flor de la tormenta y, me oyes

Del amor

De una vez para siempre la cortamos, me oyes

Y no habrá de florecer de otra manera, me oyes

En otra tierra, en otra estrella, me oyes

No existe el suelo, no existe el mismo aire, me oyes

Que tocábamos, me oyes.

 

Y ningún jardinero tuvo la dicha en otros tiempos

 

Después de tanto invierno y tantos vientos fríos,

me oyes

Que nazca una flor, sólo nosotros, me oyes

Levantamos toda una isla, me oyes

Con grutas y cabos y acantilados florecidos

Oye, oye

Quién habla a las aguas y quién llora - ¿oyes?

Quién busca al otro, quién grita - ¿oyes?

Soy yo que grito, soy yo que lloro, me oyes

Te amo, te amo, me oyes.

[volver]

 

"Dignum est", 2da parte:: "La gloria", Lectura primera: La marcha hacia el frente", apartado "c".

Solo goberné

mi aflicción

Solo colonicé

el mayo abandonado

Solo, yo hinché

las fragancias.

Sobre los campos

con los días alcióneos0
Di a comer amarillo a las

flores

apacenté los cerros
¡Sobre el yerno disparé con el rojo!

Dije: no será la

cuchillada

más profunda que el
grito

Y dije: ¡no será la

injusticia

más honrosa que la
sangre!

La mano de los

terremotos

la mano de las hambres

La mano de los enemigos

la mano de los míos

se encendieron

destruyeron

asolaron aniquilaron

Una y dos

y tres veces

Fui traicionado sobre

el campo quedé, solo

Fui tomado,

como un castillo, solo

El mensaje que erguía

lo soportaba, solo

Solo disuadí

a la muerte

Solo mordí en el tiempo

con mis dientes de piedra

¡Solo realicé el

largo viaje

Como sonido

del clarín por los aires!

En mi poder estaban la

Némesis

el acero y el fraude

Para avanzar con el

polvo

y las armas

Dije: solo he de

Competir con la

espada de aguas frías
Y dije: solo he de golpear

con

la pureza de mi mente

Al tesón de los

terremotos

al tesón de las hambres
Al tesón de los enemigos al tesón de los míos

Salí al encuentro,

arrostré

cobré alma y cobré
fuerzas

Una y dos

y tres veces

¡Mis casas afirmé

en el recuerdo, solo

Cogí y me coroné

la aureola, solo

El trigo que anuncié

yo lo coseché, solo!

[volver]